La realidad del comercio mágico (2): un nuevo mercado, un nuevo comerciante

Hoy abundan las tiendas de magia en internet, surgen al calor de muchachos que empiezan en este arte, creen que por ver hacer algo y ver cómo se ha hecho ya saben hacerlo. No profundizan en el ensayo, ni en las razones de tal o cual sutileza psicológica en la puesta en escena y, creyendo que saben, se graban y cuelgan sus vídeos como tutoriales para otros novicios. Un ciego llevando a otro ciego, llevando a otro ciego… a ningún sitio. (No quiero ser dramático, no diré que se caen a un pozo):

La parábola de los ciegos de Brueghel

Muchos comercios promueven esta mentalidad con sus juegos de bajo precio; “fácil de hacer”, “no requiere ensayo”, “podrás hacerlo en cuanto lo recibas”. Pero la magia no es una cuestión de acción mecánica o de automatismo, sino de transmisión y creación de emociones. Es un arte escénico. Y en las viejas tiendas había –todavía queda alguna- reboticas donde aprendices y veteranos intercambiaban información, donde uno iba recibiendo con cuentagotas los secretos conforme los iba asimilando. Esto ha desaparecido con estas tiendas on-line. A veces, ese espacio de encuentro, se sustituye por foros donde unos novatos dan lecciones a otros novatos. He encontrado tiendas que no saben explicarte el accesorio, el desarrollo del juego… no conocen su material y no pueden conocerlo porque les falta la madurez de un profesional. No distinguen un buen producto de uno malo, no distinguen la copia falsificada del original de calidad, o peor aún, cantan la calidad de tal fabricante, en realidad mediocre, porque solo conocen ese nivel.

Algunas de estas tiendas son solamente el recurso de artistas sin talento que no tienen más remedio que completar sus ingresos con la venta de la magia a los novatos. Lo que no consiguen con sus actuaciones ante público. Nos encontramos un poco como con esos relojeros que no tienen mucha idea del funcionamiento de un reloj, solamente cambian las pilas.

La magia es un arte escénico, requiere de un aprendizaje con personas reales, confrontándose con públicos reales. Hay muchos profesionales que piensan que la magia se muere por culpa de internet. A pesar de lo dicho más arriba no es cierto. Hay recursos interesantes, archivos muy útiles. Tiendas o fabricantes a los que nunca habríamos tenido acceso directo. Podemos ver vídeos de artistas del pasado, recuperar grabaciones televisivas, acceder a magos extranjeros, etcétera. Todo esto es un futuro prometedor. Bueno, no. Ya es una realidad estupenda. Felicitémonos. Lo que pasa es que -como en otros campos- la «señal» de información tiene mucho «ruido»,  sin una orientación de quien es verdadero conocedor, el «ruido» no deja escuchar la «señal». El mercado ha cambiado. Ahora hay un nicho de mercado importante en internet con mercancía mediocre para aprendices que no pueden poner lo que se les ofrece ni en perspectiva ni histórica ni con el material verdaderamente profesional. Algunos con ilusión, creen que la falta de medios económicos puede suplirse  investigando; investigar significa sustituir una caja de madera ignífuga de las medidas precisas y la decoración adecuada, por una caja de cartón y los combustibles profesionales por gasolina de mechero… volvamos a la tienda después de casi quemar el garaje. Todo parece nuevo porque no estaba en la estantería hace 15 días. Y además ha surgido un tipo de tienda que abastece a ese mercado sin pretensiones realmente serias y sin demasiados recursos económicos, pero siempre regular en sus pequeñas compras a lo largo de los meses.

Un ejemplo clarísimo lo tenemos en los dvd. Es verdad que se trata de una gran herramienta de trabajo. Uno ve cómo se hace tal o cual técnica sin necesidad de descifrar párrafos del tenor siguiente: La baraja en la mano izquierda en posición de dar, manteniendo una separación de abajo mientras el pulgar empuja la superior, a continuación la mano derecha toma el naipe superior con pulgar arriba y dedo mayor e índice… etc. El problema es que se intenta copiar el ritmo, la cadencia, el modo exacto de hacer, sin haber comprendido en qué consiste exactamente la técnica. Bueno, los magos discutimos mucho sobre este tema y no es a donde quería ir a parar. Ambos medios -libro y dvd- tienen su sitio y su momento en la progresión del aprendizaje. A donde quiero ir es a que un libro especializado de los años setenta puede tener además de capítulos teóricos y secciones técnicas no menos de una docena de juegos distintos. Reeditado hoy, viene a estar en el precio de venta al público entre 40 y 60€ (desde luego los hay más caros) cuando un libro equivalente en cuanto a edición, de cualquier otra materia, viene a costar la mitad. Luego vinieron los vídeos y posteriormente dvds, que empezaron siendo versiones videográficas de los libros. Rara vez podía meterse todo el material en un solo dvd, pero ya que hablamos de bastantes horas de material, muchos se lanzaron en trilogías a 30 ó 40 € el ejemplar, multiplicado por tres, el libro en versión audivisual multiplicaba su precio a no menos ce 120 y sin poder ofrecer todo su contenido. En la actualidad es frecuente que un dvd tenga un único juego o técnica con un tutorial inflado de al menos 30 minutos… los precios no han bajado. Si cada juego del libro original se vende así; habremos comprado el libro por no menos de 400€. Además pululan los autores de novedades, puesto que ya no es necesario tener material suficiente para editar un libro, ni siquiera ser capaz de escribir o expresarse correctamente basta con idear un dispositivo para un juego -que a lo mejor se ha hecho desde el siglo XIX sin necesidad- para empezar a vender. Y lo último es olvidarse de cualquier tipo de escenario por doméstico que sea, de cualquier vestuario mínimo, de cualquier capacitación actoral y salir a la calle: es la street magic de moda entre los adolescentes por su sencillez. Vas a un colega por la calle le haces un juego y te vas a por otro. Un modo que la televisión ha divulgado, especialmente en EE.UU. solamente por lo barato del formato.

Como es posible que un lector no iniciado se este perdiendo voy a poner un ejemplo. Imagine que usted tiene una baraja y debe adivinar la carta elegida. Hay un abanico de posibilidades; desde interrogar sutilmente al sujeto para que nos diga de qué naipe se trata, hasta la más refinada técnica manipulativa para ver la carta secretamente, pasando por operaciones de matemáticas para colocar el naipe en un lugar preciso: o sea hay infinidad de modos de hacerlo cualquiera que sea su nivel de competencia en la materia. Desde echarle morro hasta la más artística puesta en escena digital, pasando por el automatismo de las matemáticas. Pero he aquí que a un listo se le ocurre un modo de hacerlo que: no requiere ensayo, no requiere conocimientos previos, es fácil de hacer y… usted ni siquiera tiene que tocar la baraja. Además puede adivinar la carta o predecirla. Se acompaña junto con la baraja trucada un dvd demostrativo de ambas posibilidades. Usted paga y recibe en un par de días …una baraja con todas las cartas iguales. Estudia el juego, lo hace con sus amigos, pero sus amigos en cuanto deja la baraja al alcance la cogen y la examinan descubriendo la trampa. Usted se enfada con ellos por la falta de respeto de haber tocado su material mágico sin permiso y estropearle un juego tan bueno del mago ese de internet. Así que a esperar a la próxima novedad a la venta para desquitarse. Probablemente le venderán una caja de doble fondo para dar el cambiazo a la baraja por una normal… espero que sus amigos no se lancen a «investigar» la caja. Así están las cosas.