¿Cómo se valora este tipo de servicio?
En la animación de bodas, bautizos, comuniones, fiestas de empresa, etc. al buscar a un mago para contratar va a encontrar usted una gran variedad de precios. Hay compañeros que tarifan por kilómetros y/o número de personas. Mi criterio es que por el mismo espectáculo de magia todos paguen igual: en mi caso mismo precio en la mitad norte de España en espectáculos de pequeño formato y en todo el país cuando es magia de gran formato.
¿Qué diferencia a unos proveedores de otros?
Contratar servicios artísticos parece diferente de hacerlo con otro tipo de proveedores y lo es. Seth Godin -el gurú del marketing traducido a treinta idiomas y que ha escrito entre otros éxitos de ventas “La vaca púrpura”- lo explica en su blog, del que resumo:
No es lo mismo tratar con un proveedor que con un “artista”. A un vendedor no siempre le importa lo que vende mientras le paguen. El modo de transacción rara vez afecta a la calidad. Usted intenta obtener el precio más bajo con una contraoferta, se llega a un acuerdo, se firma el contrato y recibe la prestación de un servicio de consultoría o de limpieza. Pero si tratas a un artista como a un vendedor con frecuencia obtendrás resultados mediocres.
La diferencia es que el vendedor de la mayoría de productos y servicios no tiene una implicación emocional con lo que vende, se centra en el volumen, plazos de entrega y pago, etc. Las relaciones son casi siempre impersonales. Estoy de acuerdo con Godin.
Yo mismo he rechazado trabajos porque no se daban las condiciones adecuadas para que el trabajo quedase bien. No se trata de una vanidad de artista. Muchas veces el único objetivo de quien contrata es rellenar un hueco de tiempo entre sesiones de trabajo, o dejarte con los niños mientras los adultos toman una copa. Y no me parece mal, yo nunca preparo el repertorio en función de mis gustos, sino de los objetivos del cliente. Pero me niego a hacer magia mental en un cumpleaños infantil, o a realizar un espectáculo de tres horas en una boda aunque me las paguen. Del mismo modo he aconsejado contratar otro tipo de entretenimiento si me parecía que un mago no iba a quedar bien.
Cuando alguien requiere a un ilusionista es para un evento o celebración especial. Quien contrata quiere obsequiar con unos momentos de magia y felicidad a los suyos (o a sus clientes VIP, a sus empleados, etc.) y no todo es cuestión de dinero -aunque desde luego el presupuesto debe detallar qué se esta pagando- sino de oportunidad, de condiciones técnicas, etc.
El precio de una actuación:
Voy a poner un ejemplo. Las comuniones cuestan en mi caso 300€ (puede complementarse con una hora más de globoflexia a cargo de uno de mis asistentes por 200€ de suplemento), llevo todo el equipamiento necesario para hacer un espectáculo (artístico y técnico) y me amoldo al espacio disponible. Dura de una hora a una hora y diez. Pero dedico el día a su evento (coordino cómo descargar en el restaurante a una hora que no moleste, preparo el material antes de que lleguen los invitados, estudio cómo es el lugar para valorar qué cosas se veran bien o no, tipo de equipo de sonido, etc.) Generalmente después de una hora a hora y cuarto de actuación, recoger todo nos lleva 30 minutos.
Es decir se actúa una hora, pero se trabajan mínimo dos más, sin incluir tiempo de viajes. Además me preparo, para imprevistos como adaptar lo que parecía que iba a ser una actuación para 15 niños a una actuación ante 200 invitados. Conozco a un «compañero» actúa en un sábado en cinco comuniones. Lleva todo lo que necesita en su moto y hace shows de 45 minutos, cobra 250€. A mí, por todo lo que le he explicado me es imposible. ¿A quién prefiere usted contratar?
Aquí un video con mi montaje mínimo
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