Mi museo de la magia (16): cajas de magia

Ahora que llega la navidad y se regalarán cajas de magia… Desde las antiguas de Borrás a modernas cajas extranjeras, pasando por algunas auténticas reliquias, cajas de fabricantes olvidados, o cajas que promocionan figuras de la magia como la de Magic Andreu para Educa (la primera en castellano con vídeo incluído) o la de José Garcimore, hijo de exiliados, muy popular en Francia en los años setenta. Son solamente ejemplos de algunas que pueden verse en mi exposición itinerante por casas de cultura, centros cívicos, festivales de magia, etcétera.

cajas de magia de todas las épocas y estilos

Mi museo de la magia (15): la pata de cabra

Imagina una obra de teatro con 35 grandes ilusiones de magia (luego se ampliarían a 9 ó 10 más). El argumento es lo de menos, como pasa en tantas «comedias de magia», el género teatral del siglo XIX equivalente a las modernas películas que hacen de los efectos especiales su principal atracción. Así que no nos detendremos en el tópico argumento de chico conoce chica, tienen dificultades para llevar su amor adelante y todo acaba en un final feliz. Lo que importa es que la función comienza con el protagonista listo para suicidarse de un disparo, pero el arma sale volando por los aires donde se dispara sola. Del interior de un árbol aparece Cupido, traza unos círculos y rodeados de centellas, llamas y truenos se hacen presentes unos genios con un caldero donde cocerán una cabra. Cupido entrega la pata de la cabra al prota -Don Juan- como talismán para que pueda seguir con sus planes amorosos con Leonor. Cuatro músicos surgen de la tierra que se abre y se transforman en las criadas que vigilan a la muchacha. Ella esconde a su pretendiente en un espejo mágico, pero le descubren y los encierran en una torre. Cupido pasa en un carro volador, la torre se desploma y los amantes caen en el carro flotante, en el que huyen mientras baja el telón del primer acto: Continuar leyendo «Mi museo de la magia (15): la pata de cabra»

Mi museo de la magia (14): libros llenos de historias casi olvidadas

En mi museo hay una colección de libros extraños, agotados, inencontrables. Algunos son técnicos, otros de relatos, algunos biográficos. Por ejemplo éste que en España se editó en 1927

Mi exposición de magia viaja a casas de cultura, festivales de magia, centros cívicos, etcétera. Si tienes interés en llevarla a tu ciudad o evento escríbeme a navarcadabra@iurgimagia.com

El «magnetizador» que engañó al criminólogo

El periodista y el mago llevaban un buen rato de animada conversación sobre el arte de engañar al intelecto. Estamos en enero de 1921, en París y el mago Dicksonn, retirado tras cuarenta años de profesión empezaba a sentirse molesto, el periodista de La Opinión insistía en que a él no le gustaba la magia y que solamente por lo extraño de que el artista publicase un libro con secretos profesionales al alcance del gran público le había llevado hasta él.

La sobremesa era algo incómoda para el mago. «-Le comprendo perfectamente amigo mío, usted es periodista, un profesional de lo detectivesco. Solamente quiere explicaciones. Por eso no puede disfrutar del ilusionismo. Porque el objetivo de un buen ilusionista no es engañar a su público, sino que ese público, dando por cierto que la magia en un escenario no es más que la falsa explicación de la física recreativa, se deje llevar a un mundo de fantasía en vez de estar buscando la explicación a lo que ve. El mago señala a la Luna y el público mira a la Luna, pero algunas personas por su profesión o por su carácter prefieren mirar al dedo y se pierden el disfrute de las vistas lunares, aunque sean las de una Luna en un telón pintado». Paul Henré se sirvió un poco más de cognac y Dicksonn disimulo un gesto de desaprobación. «Entonces, ¿usted espera que publicando algunos secretos de fakires, ilusionistas y médiums el público deje de preguntarse por los secretos? ¿Cree que una vez que usted les explique que la Luna es de mentira ya no miraran al dedo? ¿No comprende el malestar entre los profesionales en activo?» Una pregunta se sucedía a otra sin esperar respuesta. Dicksonn sabía que el periodista ya se había formado una opinión. Cualquier intento de interrumpirle para responder solamente serviría para que recrudeciese el bombardeo de preguntas. Así que hizo como que no deseaba contestar, cosa que hizo callar al periodista creyendo que había vencido. A fin de cuentas Dicksonn sabía que su libro no había caído bien entre sus colegas y aquel periodista solamente deseaba leña en el fuego, pero él deseaba explicarse sinceramente en el periódico.

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Mi museo de la magia (10): una exposición viva

Mi museo de la magia viaja a casas de cultura, festivales de magia, centros cívicos, etcétera. 

En este blog he incluido en artí­culos anteriores fotos sobre algunos de los objetos curiosos que hay en mi museo-exposición itinerante, y seguirá incluyendo más artí­culos; libros antiguos, publicidad curiosa, objetos relacionados con los ilusionistas, trucos y secretos. (Escribe «Mi museo de la magia» en la caja de búsqueda o clica en la nube de palabras en «exposición»).

Pero no es un museo de la magia pasivo -no se trata de una colección de objetos raros- tiene un orden lógico para hacerla comprensible y amena y sobre todo yo mismo hago magia a los visitantes y cuento historias de la magia. De modo que organizamos pases de 45 minutos para distintas edades y colectivos.

 

Más formas de contacto pinchando aquí: Navarcadabra

 

Mi museo de la magia (17): catálogos de magia

En mi colección tengo varios catálogos, uno de ellos ilustrado por James Hodges, y que he recordado al escribir hace poco en este blog sobre su obra artística. Los catálogos de artículos de ilusionismo son una fuente inagotable de inspiración. Uno: nos dan una idea sobre los gustos estéticos y escénicos de la época. Dos: rescatamos viejos efectos mágicos que pasaron de moda o que dejaron de fabricarse por cualquier motivo. Tres: no siempre sabemos cómo se realiza técnicamente aquello que el catálogo nos describe pues a veces hay saberes perdidos (u ocultos en viejos y polvorientos libros), pero resulta un proceso muy estimulante intentar resolverlo con los conocimientos actuales. Cuatro: nos ayudan a establecer el árbol genealógico de las magias que hacemos.

catálogo de los años setenta, Mayette, París.

Aubert, un músico callejero nacido en París en 1768, comienza a vender sus composiciones a otros músicos a comienzos del siglo XIX. Hacia 1830 vende también algunos accesorios para bromas y aparatos de magia. Hay que tener en cuenta que canciones, malabares, magias y otras actividades afines se usaban no solo como fin en sí mismo para obtener unas monedas, sino como reclamo publicitario de vendedores ambulantes, buhoneros y puestos en el mercado.

Pero es su empleado León Baudot, su sucesor, quien verdaderamente enfocará  hacia la prensa humorística, las bromas, los juegos y la magia. Diversos factores sociales irán dejando la música ambulante en un segundo plano. Además crecerá la demanda de juegos de magia más sofisticados. bajo el nombre de física divertida o recreativa. La tienda pasa a manos de Henri Billy en 1913 y veinte años después a las de André Mayette. Será sinónimo de magia de calidad. Fabricará aparatos y accesorios además de editar una revista y diversos libros.

En la actualidad un gran ilusionista, Dominique Duvivier y su hija Alexandra, dirigen el comercio de magia más antiguo del mundo, fundado en 1808.

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Mi museo de la magia (13): publicidad vintage

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Me encanta la publicidad de actos, magos, espectáculos y números de ilusionismo que, o pasan de moda o su estética es divergente con la actual, o simplemente nos parecen extravagantes. Me pregunto si nuestra publicidad de ahora mismo, que nos parece tan apropiada y estupenda, se quedará tan fuera de época como éste ejemplo que traigo hoy estaba dentro de la suya: el número cómico del Cápitan Espacio y Solar Sue giraba en los años setenta por los escenarios con esa estética que hoy nos parece retrofuturista. Rick había sido antes hipnotizador, carterista de escenario y monologuista cómico. Luego montó una empresa en Las Vegas para enseñar a lavar dinero o evadir impuestos. Vendía el curso y el derecho del alumno a vender a su vez esos conocimientos. Esto le produjo problemas legales, por supuesto. Ahora creo que vive en Florida.

 

Mi museo de la magia (12): ventriloquí­a en la filmoteca de Valencia (IVAC)

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Radiografí­a de una mano de un muñeco de Sanz: www.bambalina.es

 

El Instituto Valenciano del Audiovisual y la Cinematografía recibió en 1995 de la familia del ventrílocuo, músico y titiritero valenciano Francisco Sanz Baldoví (1872-1939), copias de la pelí­cula «Sanz y el secreto de su arte», un documental de 1918. El director del film fue por encargo del propio Sanz, Maximiliano Thous (1875-1947), periodista y dramaturgo. Tengo en mi colección un disco de Sanz y algún cartel de la época. Fue una gran figura del espectáculo girando por teatros de Iberoamérica y Europa con sus autómatas:

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Mi museo de la magia (7): fichas de juego

fichas de casino

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En la foto fichas de juego de casinos de principios del siglo XX, Barcelona, San Sebastián. Materiales diversos como el nácar o ¡el cartón impreso!: Continuar leyendo «Mi museo de la magia (7): fichas de juego»

Mi museo de la magia (5): «El moderno prestidigitador»

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De Ricardo Palanca y Lita hay en la Biblioteca Nacional de España cuatro traducciones que hizo de libros franceses en el tercer cuarto del siglo XIX: Continuar leyendo «Mi museo de la magia (5): «El moderno prestidigitador»»