Lo bueno de cogerse el dÃa libre es que puedes aprovecharlo para recargar pilas. A mà me gusta darme una vuelta por los viejos rincones de Pamplona y sorprenderme con los cambios en el barrio. El viernes nos dimos una vuelta por el campanario de la catedral (a mà se me hace un poco raro lo «museÃsticas» e iluminadas que están las estancias del campanero, los misterios y aventuras de la infancia se desvanecen…) y luego de tomarnos un par de vermuts en el Bistrot frente a la misma catedral, nos acercamos a la plazuela de San José, a ver qué vemos diferente. Una explosión de color nos atrae hacia una cristalera…:
Enseguida Ana Pagola nos abre la puerta de su estudio, a pie de plaza, invitándonos a disfrutar de sus coloridas pinturas. Esta pintando un lienzo grande y no queremos molestarle en su trabajo, pero se nota que disfruta enseñando su trabajo y mientras sigue con lo suyo nos deja recorrer sus obras. Una revisión -estupenda, colorida, juguetona, con una pincelada tan suelta como precisa- de Velázquez es lo que le ocupa. Prometemos volver. AhÃ, al lado mismo de la catedral.
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