Hoy se cumple el 120 aniversario de que Chaikovski estrenara ante el zar, en San Petersburgo, ese cuento maravilloso titulado «El Cascanueces». Desde mediados de los años cincuenta, en EE.UU. se convirtió en un ballet ligado a las celebraciones navideñas. Asà que poner en escena El Cascanueces es una buena manera de aficionar a los más pequeños a la buena música clásica y al ballet. Viene esto a cuento de que en esta efémeride he recordado que hace unos cuatro años en algún lugar de California hicieron una fiesta, unos dÃas previos a la representación del ballet: una fiesta del té con juegos, merienda y la presencia de los artistas que dÃas más tarde pondrÃan en escena el ballet. De este modo para los niños asistentes era una ocasión de verse de cerca con los personajes del cuento y sentirse más implicados:
Para Natasha Middleton, directora artÃstico del Media City Ballet, se trataba de una oportunidad para acercar a los niños hacia un tipo de evento cultural que a veces parece distante y ajeno a ellos. En realidad los acercaban dos veces, una en la fiesta del té y dÃas más tarde al ballet. Además para hacerlo todo más mágico, uno de los personajes,  Drosserlmeyer, fue interpretado por Craig Dickens, uno de los ilusionistas más conocidos dentro de la profesión pues asesora a magos de todo el mundo. Asà que por esta vez un mago introdujo su tecnologÃa secreta para hacer más onÃricos algunos momentos de la producción con efectos como apariciones de bailarinas o la levitación de la protagonista que se supone esta viviendo el sueño de que los juguetes cobran vida.