No hay clientes sin importancia

Mis espectáculos de teatro me dan bastante más dinero que un evento menor, familiar, a veces íntimo. Pero estos eventos pequeños me permiten a veces una magia cercana, íntima que el escenario no permite y una relación e implicación emocional con el público mucho más intensa y gratificante.

Por eso no entiendo a algunos profesionales que se lamentan cuando tienen que rechazar un teatro porque ya se comprometieron a un cumpleaños. Claro que van cobrar cuatro o cinco veces menos, pero el calendario nos lo llenan los particulares y este es un riesgo que debemos asumir con alegría ¡estamos trabajando en algo tan improbable com0 ser magos! Tampoco entiendo a los que se hacen una tarde de sábado cuatro o cinco cumpleaños seguidos. Es imposible mantener la frescura, tener tiempo de montaje… seré breve; es imposible ofrecer un trabajo de calidad. Quedar bien con un cliente, no es tan difícil: Basta con darle algo más de lo que espera. Porque su evento es para nosotros un día más de trabajo, pero para él/ella es un día especial. Así que: ¿no dijimos nada de animales? haz aparecer una paloma ¿no dijimos nada de extras? haz aparecer un regalo al cumpleañero. ¿Dijimos una hora? haz hora y cuarto. Mejor aún; mientras tu técnico recoge el material vete a la mesa principal y haz unos juegos en las manos del agasajado. Obsequia con tu magia a los camareros o al servicio (sin impedirles trabajar) y agradece su colaboración. Da siempre más de lo acordado y serás recordado.

¿Por qué escribo esto en mi blog y lo coloco en la categoría Inspiración? Porque esto sirve dentro de la magia y fuera de ella… y observo que por culpa del ambiente de crisis que vivímos -oscilando entre la crispación y la resignación- algunas personas se olvidan de que lo que hace la diferencia es transformar un servicio o producto en una experiencia emocional y sensorial.