La magia sale bien, si quieres

Okito perdió la audición a las 18 años

No necesitas poderes

El ilusionismo es para todos. La magia sale bien si quieres y trabajas para ello. La magia ayuda a desarrollar la motricidad fina, la conciencia espacial. Y además de ayudarte a construir tu auotimagen, a verte a tí mismo(a), puede ayudarte con tus habilidades sociales. Contribuir a mejorar tu autoestima, confiar en que puedes planificar un acontecimiento (la magia solo ocurre en la mente del público porque permite al mago introducir unas premisas y se deja llevar por sucesivas acciones aparentemente improvisadas). He visto abrirse los ojos de un aprendiz de mago -un niño con síndrome de Down- asombrándose a sí mismo ¿de la magia? ¡No! De ser capaz de asombrar a otros. Esto nos ha pasado a todos los magos del mundo en nuestros comienzos.

La magia sale bien a pesar de nuestras limitaciones

Hay magos ciegos -en EE.UU. Turner da clases de trampas de juego aplicadas a la magia (le he visto sopesar una baraja y saber si las cartas estaban boca arriba o boca abajo) Jeffo, también invidente trabaja sobre todo para niños.

Hay magos sin manos: René Lavand «La leyenda» de la magia argentina ya no esta con nosotros, pero para los que no tuvieron el privilegio de verle en persona, recorrió las televisiones de todo el mundo con su única mano y una baraja de cartas. Su secreto no era «explotar» su minusvalía, como cuando el trapecista hace un más difícil todavía tapándose los ojos antes de dar el doble salto mortal. El secreto de René era disfrutar de su magia hasta el autoasombro. Y como los demás colegas que estoy mencionando, ser valorado por su arte, no por sus limitaciones pues ¿quién no las tiene aunque no sean evidentes a primera vista?

Asombro nos causan las técnicas invisibles en magia con cartas del canadiense Mahdi Gilbert, al que le faltan las dos manos. Eso a los que nos preocupamos de las técnicas… los públicos se olvidan del cómo lo hizo para dejarse llevar por la magia de lo imposible. Pero ya en el siglo XVII Matthias Buchinger triunfaba con su ilusionismo, sus libros y sus catorce hijos de ocho mujeres… careciendo de manos y de piernas.

Matthias Buchinger

A estas alturas ya no puede sorprender que haya magos sordos, como hay bailarines que no oyen convencionalmente. A principios del siglo XX, la magia sin hablar con fondo musical -hoy imprescindible en cualquier festival de magia internacional- fue «inventada» por Okito (un holandés , sexto en una generación de magos -los Bamberg- disfrazado de japonés que también actuó como chino y fue padre del célebre Fu-Manchú, el mago, no el malo de las novelas y películas). Okito giró por infinidad de países, fue una de las figuras mundiales de la magia de entonces, a caballo entre dos siglos.

Jim Passé, estadounidense, no se limita a hacer magia al lado de una mesa sentado en su silla de ruedas, sino que evoluciona con ella al ritmo de la música en su magia en teatros.

La magia sale bien porque es ¡magia!

En fin, hay magos con lesiones cerebrales o con otras y diversas dificultades sensoriales o motrices.

Hago talleres (mira uno para personas especiales, pincha aquí ) pero ahora trabajo en un borrador de un espectáculo interactivo para implicar a todos los sentidos. Aún no quiero dar detalles, pero será divertido aunque alguno de ellos te falle.

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