Gadgets de los espías inventados por los magos

Una de las especialidades que más he estudiado es el escapismo. Desgraciadamente la legislación sobre prevención de riesgos laborales no permite realizar demostraciones públicas en toda su extensión. Revisando gadgets del mundo del espionaje me doy cuenta de que muchos de ellos parecen pura fantasía. Salvo si eres mago, pues tienes perspectiva para saber qué funciona en el mundo real y qué no:

Por ejemplo un kit de herramientas guardadas en un estuche cuya forma de supositorio permite esconderlas en el recto. A lo mejor, lector/a, te parece incómodo. ¿Preferirías colgar una ganzúa en el esófago atada por un hilo a una muela, como Houdini hizo en alguna ocasión?

Me quedo con el anillo sierra-llave. Te libra de cualquier atadura, bien cortando cualquier cosa no metálica o directamente te abre las esposas.

 

 

Solventada la huida antes de marcharnos hay que recoger información. La cámara de fotos de la KGB  es una maravilla de ingeniería. En una época en la que todo era mecánica una óptica de gran calidad y engranajes para mover el rollo de película alrededor del dedo.

 

Es posible que haya de llevarse la información a la vista de todos. ¿Qué mejor que la tinta invisible? Usada desde tiempo inmemorial a base de jugo de limón, la KGB tenía su propia fórmula secreta.

Aunque escribir a lápiz no requiere procesos químicos de «revelado» y el texto puede esconderse en el mismo lápiz.

 

En 1953, un espía ruso pago el periódico con calderilla. Entre las monedas se le escapo una que ¡había sido ahuecada! en su interior apareció una fotografía con claves.

Ya que estamos con monedas, aprovechando que el acero japonés es de gran calidad, quizá necesitemos armarnos con una cuchilla camuflada dentro de una moneda.

Siguiendo con escondites imposibles. Si te falta un tornillo quizá es que han descubierto tu escondite secreto…

 

 

 

 

 

 

Hay cosas que no son lo que parecen. Lo importante no es que te engañen, sino que te provoquen una conducta fácil de predeterminar. Esta rata de la CIA no es una rata verdadera, es un «correo», un «buzón móvil» que nadie te robará.

Terminemos con algo más simpático. No tiene nada que ver con la magia ni con el espionaje ¿o quizá sí? Una falsa cámara de vigilancia. Es una pajarera.

La mitad de los objetos que acabo de mostrar proceden directamente del mundo del ilusionismo y fueron adoptados por el espionaje. Pero no diré cuáles, debo guardar el secreto. Muchos de los gadgets fueron introducidos por Mulholland, mago y militar, pero no solamente se trata de objetos con «truco», también enseñaba las no menos importantes técnicas de control y desvío de la atención.