¿Quién no ha hecho aparecer un caramelo de la oreja de un niño? Sin embargo no siempre tiene que salir bien ( info sobre mi espectáculo para bebés ) A veces no se sorprenden, otras se asustan y otras se asombran Pincha para ver el video):
Para asombrarse de algo hace falta tener una expectativa. Solo puedo asombrarme de que ocurra algo, si espero que ocurra otra cosa. Y los bebés como tienen una escasa experiencia del mundo tienen unas expectativas limitadas para la magia. En este caso ¿de qué se asombra el niño? El adulto no hace desaparecer un gusano de goma o plástico, solamente se lo come y luego finge «vomitarlo» (él cree que esta haciendo algo mágico al hacerlo aparecer así porque en realidad no se lo trago. Pero desde el punto de vista de su espectador sí se lo trago, así que no tiene nada de mágico que lo «vomite».
Supongo que lo que le asombra al niño no es el hecho de comer en sí -experiencia de la que tiene sobrados conocimientos- es que el adulto se coma ese «bicho». De donde puedo inferir que el niño a pesar de su corta edad ya sabe que hay «bichos» que no se puede llevar a la boca. Entonces ¿qué hemos conseguido con esta «gracia»? Enseñar al niño que sí, que puede comerse la primera oruga o gusano con que se encuentre… hay que pensar un poco más antes de hacer magia para niños tan pequeños.
Tenemos una discusión habitual entre los magos sobre el uso del fuego. Como todo, creo que depende de cómo se haga y el lugar o contexto en que se haga. No creo en una única respuesta, aunque sí sé lo que yo prefiero hacer. En cuanto a niños menores de cinco años lo tengo claro: ni fuego, ni nada que llevarse a la boca, nada de objetos cortantes o punzantes, ninguna broma sobre la eletricidad y los calambres, ni nada demasiado sorpresivo. La lista de lo que no puede hacerse o de cómo cosas que parecen inocentes requieren un enfoque adecuado crece conforme se va adquiriendo experiencia con los niños. Pero tampoco debemos ir los artistas a experimentar a ver qué pasa. www.magiaparabebes.com