Una de las mejores cosas que te pueden decir es que «da igual el truco, si se pilla o no, incluso si hay truco o no lo hay». Porque has logrado transmitir emociones de que estabámos en «un momento irrepetible y mágico,» en una atmósfera de «fascinada maravilla». Voy citando algunas de las frases de los acompañantes a los espectadores. Porque los espectadores no me hablan, apenas. Sonríen con un «mago que no tiene la arrogancia» (esto lo dice alguien que ha venido aunque no le gusta la magia del que sabe los secretos, «un payaso que no busca la risa, ni siquiera la sonrisa, sino que la encontramos». Los espectadores no quieren irse. No pestañean. Llegan los bises. Y luego incluso un bis para los adultos. Estamos en la Sala Miriñaque. Pero prácticamente lo mismo ocurre en otros teatros y en centros escolares. Solo que nada esta garantizado. Sé que podemos llegar a ese final donde a veces algún niño o niña se levanta espontáneamente y viene a darme un besito. Sé que esta maravilla de conexión puede ocurrir y ¡siempre ha ocurrido! pero que hay que construirla. Porque la mayoría no saben qué esperar de mí. No saben a dónde les han traído ni por qué o para qué. No saben si pueden confiarse. Pero en diez minutos ya estamos todos en la onda. Aunque alguno se duerma. Aunque alguno se levante y cruce por delante. Etcétera.
Voy a citar un texto que me viene a la memoria. Son los comentarios de los adultos al llegar ese final en el que ninguno quiere levantarse y salir del teatro y que además en realidad no son los destinatarios de mi espectáculo de magia para bebés «¡Más colores!», pero que les llega al corazón de su niño interior, lo que me trae el recuerdo de un texto de Juan Tamariz. Un artículo que no trata de magia infantil, al contrario, ni mucho menos de este invento «mío» de la magia para bebés que estrené para España en 2008, sin saber que se hacía en Francia y sobre todo sin saber cómo se hacía. Solo que el trabajo de preparación y creación en una escuela infantil me llevó a las mismas conclusiones de quienes en el extranjero hacen esto en serio (no como algunos que sabiéndoles público cautivo… en fin…). Digo que recuerdo un texto de Tamariz que viene al pelo, aunque fuese escrito para otras magias (o acaso viene como anillo al dedo porque en el fondo no hay otra magia posible). Cito al maestro (que -perdón por la vanidad- me hace un elogio en el texto completo que agradezco viniendo de quien viene y especialmente porque aún no nos conocíamos personalmente):
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