Chita; los animales en los espectáculos

Chita y familia

Trabajo con palomas, conejos y ocasionalmente peces. Muchas personas son contrarias a los animales «artistas». Creen que sufren con el amaestramiento y que, en cuanto al ilusionismo, necesariamente son maltratados cuando desaparecen, aparecen o se transforman en otra cosa. Nada más lejos de la realidad. Ahí esta la mona Chita para demostrarlo:

O mejor dicho, ahí estaba. Ha fallecido hace unos días Chita o Cheeta, el mono de las películas de Tarzán. Aunque han sido varios los ejemplares que se han hecho cargo del papel (la primera película es de 1918, aunque el «canon» se fijó con las de J. Weismuller a partir de 1932), la longevidad de este chimpancé -como ocurre con la mayoría de los animales que «trabajan» en el espectáculo, demuestra hasta que punto es mejor la vida civilizada que la salvaje. Especialmente para animales criados en cautividad que jamás podrían vivir ni adaptarse a la vida salvaje.

Esto introduce algunos aspectos a debate:

1/ Hay quien opina que no es natural el «trabajo» para los animales y que deben ser reintroducidos en la vida natural. Puede que esto sea cierto para algunos ejemplares, pero la mayoría no han sido sacados de su medio, han nacido fuera de él y no pueden adaptarse a las duras condiciones de la vida en la naturaleza.

2/ Los animales nacidos en cautividad llevan una vida psicológicamente similar a la de los animales domésticos. Tener una actividad mental y física -eso es el trabajo para ellos- contribuye a su salud física y mental. Un perro no distingue desde el punto de vista psicológico entre jugar a detectar drogas en un aeropuerto, rescatar a esquiadores en avalanchas o jugar al fútbol bajo la carpa de un circo. Como no distingue entre pastorear cotidianamente en el campo a un rebaño de ovejas o concursar en una competición de perros de pastor. Por el contrario, el aburrimiento y la falta de actividad les lleva a sufrir enfermedades físicas y mentales.

3/ Nadie inteligente maltratará a un animal que contribuye a un espectáculo. Es muy caro amaestrarlos y solamente con el cariño y la paciencia, haciendo que el trabajo sea un juego placentero pueden obtenerse resultados duraderos, de nivel profesional y además el público detecta o intuye cualquier maltrato, enfermedad o situación inadecuada, lo que va en detrimento del espectáculo -si es que esto es lo único que importase-.

4/ Como en todo gremio también hay excepciones, dándose malas condiciones para los animales. pero son eso, excepciones, casos puntuales. Como ocurre con la explotación laboral de los humanos son prácticas perseguidas y que los profesionales del espectáculo denunciamos. Afortunadamente tanto la ley como las sociedades protectoras y la propia sociedad vela por las buenas condiciones de cuidado y trabajo animal. Ya vemos como en la mayoría de películas en las que intervienen animales hay asociaciones de defensa animal que certifican las adecuadas condiciones de vida y trabajo animal.