Coaching (12): especialízate desde una formación polifacética

foto: Ivano Jarz, circo Wonderland

Las artes escénicas requieren conocimientos muy amplios desde gestión a iluminación, pasando por historia del vestuario o construcción de atrezzo. Ayer sábado estuve en el Circo Wonderland, instalado hasta esta tarde en Pamplona (aún tienen tres funciones por delante) luego se marchan a Vitoria. ¿Qué pudo aprender cualquier aspirante a artista que acudiese a verlo?:

Un gran espectáculo de circo clásico, o mejor dicho, de eso que se llama circo clásico (una serie de números completos en sí  mismos, con un presentador y unos payasos entre acto y acto). Todo el espectáculo para público familiar, esta construido con la verdad circense del «más difícil todavía» con tres líneas de fuerza: 1.-unas curvas de ritmo y atención equilibrando momentos de tensión con otros de relax; instantes trepidantes que dejan al espectador con la boca abierta con otros más tranquilos donde uno toma aire, descansa mentalmente y se prepara para el siguiente momento emocionante. 2.-una progresión dentro de estas curvas que lleva al espectador de menos a más entusiasmo. 3.-un equilibrio entre números de gran estética que apreciarán mejor los adultos, con otros más cercanos a la sensibilidad infantil, 4.-un material impecable, por ejemplo; una bella trinka (asiento para la espalda) en el acto de antipodismo (malabares con los pies), una plataforma elevada para los malabares de rebote, cuando hubiese sido más fácil una plancha en el suelo, etcétera. E impecablemente presentado; el mago trabaja con tres bellas asistentes en un número que fácilmente podría hacer solamente con una. Otro ejemplo; que para introducir a un paso a dos en telas (ver foto con uno de los artistas del número) nos ofrezcan una cabalgata de animales, dos personajes en silla de manos y tres bailarinas es un derroche escenográfico.

Cuando me fijo en estas cosas hay magos que me lo discuten. El gran ejemplo es Juan Tamariz, un mago que con solo una baraja puede actuar en un teatro con mil espectadores. Pero es que yo le he visto a Juan tardar tres horas en dirigir la luz de su espectáculo. Una luz por lo demás blanca. El público no pudo notar nada especial en esa iluminación, pero era la mejor iluminación que debía hacerse. El propio Tamariz me contaba cómo en sus comienzos perdía contratos porque su magia no llevaba grandes aparatos o bailarinas. Cómo muchos empresarios y compañeros no veían posible que en un escenario se hiciese solamente magia con naipes. El argumento de Juan era, creo yo definitivo: hay conciertos con orquesta pero también los hay con solistas, de violín o piano. Exacto. Y para dar esos conciertos no basta con ser pianista; hay que ser un virtuoso del piano.

El público da por hecho que si eres mago adivinarás la carta, si eres funambulista andarás por el alambre y si eres jinete no te caerás del caballo. Así que hay que dar algo más. Ya he dicho que es, eso más que ofrece el Wonderland. Si eres un  mago que piensas que eso no va contigo te diré que el propio Juan Tamariz da conferencias a magos de todo el mundo explicando qué es el ritmo de un espectáculo, cómo trabajar con las curvas de interés y otros conceptos afines. Si crees que el ejemplo que he puesto -una cabalgata de las mil y una noches para presentar un número de acrobacia en telas- es exagerado, piensa que no me refiero a que un mago necesite un ballet para adivinar una carta, pero… observa a Juan en el escenario (o a Miguel Puga en su Concierto para baraja y piano) y verás una estudiada expresión corporal, una claridad gestual.

No podemos ser especialistas en todas las áreas de las artes escénicas, pero si queremos progresar en nuestra especialidad debemos intentar una formación multidisciplinar que nos permita tener conciencia de cuáles son nuestros puntos fuertes y cuáles nuestras carencias, buscando asesoramiento profesional en esas áreas. Como he dicho se da por hecho que sabemos hacer trucos, pero si queremos hacer magia además debemos definir nuestro personaje, caracterizarlo, adaptar nuestro repertorio a las circunstancias y condiciones escénicas, a las expectativas del público, a su edad, número, etcétera. Iluminarnos bien, sonorizarnos adecuadamente (incluyendo aprender a vocalizar), vestir correctamente, saber maquillarnos cuando es necesario (y saber cuando es necesario, claro). Etcétera… Más sobre el circo Wonderland pinchando aquí.