El verdadero autómata de «La invención de Hugo»

La invención de Hugo

 

 

 

 

 

 

 

La película de Martin Scorsese, inspirada en buena parte en el mago y pionero del cine George Méliès, basada en la novela de Brian Selznick, gira en torno a un niño -Hugo- que quiere restaurar un muñeco autómata. A su vez dicho autómata se basa en otro actualmente custodiado en The Franklin Institute Science Museum que escribe en francés y dibuja. Su autor solamente hizo otro similar que escribía en chino, regalo del rey Jorge III al Emperador chino:

En el siglo XVIII y XIX las exhibiciones de autómatas -muñecos que merced a complicados mecanismos de relojería tocaban el piano, escribían, bailaban, etc.- eran el tour de force de muchos ilusionistas. Por ejemplo el padre de la magia moderna Robert-Houdin, fue famoso por la complejidad de algunos de ellos, como el trapecista que soltaba sus manos para volver al trapecio. Junto a complejos pero verosímiles autómatas, sólo al alcance de las grandes fortunas, los ilusionistas exhibían unas veces falsos autómatas cuyo mecanismo oculto era un ayudante escondido o bien auténticos autómatas cuyas acciones parecían imposibles por medios mecánicos; se trataba de conocimientos avanzados de relojería e ingeniería.

Uno de los constructores de estos autómatas fantásticos, a caballo entre el siglo XVIII y el XIX,  fue Henri Maillardet (1745-1830), un relojero suizo radicado en Londres. En 1928, llegó al The Franklin Institute Science Museum en Filadelfia, un autómata en condiciones deplorables, donado por una familia de la ciudad. Probablemente había sobrevivido a un incendio en el museo de Barnum en Nueva York, que lo habría traído desde Europa. El autómata escribe y dibuja primorosamente, es de aproximadamente de 1805 y cuenta con una compleja maquinaria -se puede decir que esos engranajes almacenan en sus instrucciones la mayor memoria jamás construida en ese tipo de aparatos-. Después de varias restauraciones se ha optado por exhibirlo sin la ropa para que pueda admirarse su mecanismo. En el siguiente enlace al The Franklin Institute hay más datos, fotos y dos vídeos. Pincha aquí