Un año genial para los oscars: La invención de Hugo de Martin Scorsese es, a lo que parece, la primera obra maestra del cine 3-D y The Artist de Michel Hazanavicius es, a lo que parece, la última obra maestra del cine mudo.
Ambos se ambientan en los comienzos del cine, solo que, aunque vista desde nuestra perspectiva parece que todo el cine mudo es del mismo momento, Scorsese homenajea al primer cineasta de verdad, George Méliès, que se encuentra a treinta años de la ambientación de The Artist. O sea, como si ahora -hablando de este mundo de blogs y webs- nos comparasemos con 1982… hasta 1991 la World Wide Web no serÃa una red pública:
El director y productor francés G. Méliés es por tanto un auténtico precursor de la época dorada del cine mudo. Inventor de cantidad de recursos y trucajes, en realidad se trataba de un ilusionista propietario de un teatro dedicado a la magia (fundado por el creador del ilusionismo moderno J. E. Robert-Houdin, pero esta es otra historia) y construyó el primer estudio cinematográfico. La I guerra mundial y otras vicisitudes le alejaron del cine y le llevaron a una pequeña tienda de juguetes en ParÃs. Un personaje por tanto muy querido dentro del mundo de la magia.
Me alegró de este redescubrimiento de Méliès para el gran público. Me alegro por su legado, por su memoria, por la historia del cine y por la historia de la magia; tan unidas. Y me alegro por Miguel Puga «magomigue», buen amigo, alma, cerebro y manos de un fabuloso festival internacional de magia en su «Granhada» y que tiene con su compañÃa un espectáculo sobre Méliès, el cine y la magia –AluCine-precioso y emocionante (la magia si no emociona solamente es simple fuego de artificio; los fuegos artificiales si no emocionan, solo son unas cañas con mechas, pólvora y limaduras metálicas).
Léase, si apetece, una entrada que ya hice sobre Miguel Puga y AluCine.