Cuando me preguntan para una fiesta privada cómo es mi espectáculo mi respuesta suele ser genérica. Creo que lo que le interesa al cliente es saber que habrá humor, magia visual, palomas, si hay condiciones de espacio levitaciones y cosas similares. Que mi material es profesional y tengo un seguro de responsabilidad civil, que garantizo risas, diversión y misterio. Que me adaptaré al público, a sus edades, a su nivel cultural, a sus expectativas. Que el cliente podrá disfrutar del espectáculo y recibir las felicitaciones por contratarme. Que llevo todo el equipamiento necesario y no tendrá que preocuparse por nada. Y que si no es lo que esperaba ¡no cobro nada! a pesar de que éste es mi único trabajo (creo que es la mejor garantía que puedo dar de confianza en mi profesionalidad).
Aún así algunas personas insisten en saber más. Y no siempre sé cómo contestar. ¿Sirve de algo que le diga que entre otros efectos mágicos, haré una pagoda de doble carga? ¿O la cuerda cortada sin gimmicks? ¿O la suspensión de Yogano? Son términos técnicos que nada dicen al profano. Puedo explicar más en detalle en qué consisten, pero a veces es como destripar un chiste. Solo cuando lo vemos contar a un humorista competente nos hace gracia. Además puede ser que cambie de repertorio en el último momento por mil razones (no cabe la máquina de cortar a la mujer en dos en el ascensor, hay un número más grande de espectadores y prefiero un juego más cómodo de ver para los que estan lejos, etc.).
Pregunte sin temor. Y vuelva a preguntar. Sin compromiso. Quiero que tenga muy claro porque me va a contratar o por qué no. Necesito saber qué necesita y si yo puedo dárselo o recomendarle otro artista u otra actividad.
Un compañero me contaba hace poco que ante la insistencia de un cliente en saber todos los detalles del espectáculo de un cumpleaños terminó por preguntarle qué le preocupaba. La respuesta fue: «Es que a la persona que quiero obsequiar con el espectáculo de magia no le gusta la magia» «¿…?» «Tuvo una mala experiencia porque en una actuación en un teatro el mago estuvo todo el rato burlándose de su calvicie». Entonces, después de tantas preguntas, mails y llamadas telefónicas, la cosa se resolvió en un instante: mi amigo (y yo igual) quiere que todos disfruten del show, su humor nunca pone en ridículo a nadie. Así que no hay que temer preguntar, pero es casi tan importante tener confianza para explicar por qué se pregunta.
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